miércoles, 18 de abril de 2012

BOLETÍN PARROQUIAL 336: SANTO TOMÁS EL INCRÉDULO



TESTIMONIO Y CORAJE: 
La fe es el mayor don recibido por el creyente. Es, por tanto, lo mejor que puede
aportar a sus hermanos. Pero ha de hacerlo sin petulancia,
sin atropellar y con valentía, sin amilanarse por las
dificultades o dormirse en las facilidades.
Los discípulos de Jesús no creyeron fácilmente en la resurrección; pero, disipados su temores y confirmados en la fe, dieron testimonio con valor, viviendo como hermanos y anunciando el evangelio a todas las gentes.
De una u otra forma, todos los cristianos debemos ser
testigos de la resurrección del Señor en un mundo hostil. Por eso necesitamos coraje para no replegarnos al equívoco y estrecho marco de la vida privada. 
Hace falta mucho valor para no convertir la fe en rutina en un medio cristiano, y hace falta valor para anunciar el evangelio en un medio indiferente, que necesita que demos
razón de nuestra esperanza.