Jesús acoge, enseña, cura, da de comer. No se limita a hablar del Reino, lo pone en práctica dando de comer y curando a quienes lo necesitan.
Uno de los rasgos característicos del evangelio de Lucas es el de las comidas de Jesús con publicanos y pecadores. En ellas, con su acogida a tod@s, hacía experimentar a aquéllos y aquéllas con quienes compartía mesa que Dios ya estaba cumpliendo sus promesas de plenitud y de consuelo.
Uno de los rasgos característicos del evangelio de Lucas es el de las comidas de Jesús con publicanos y pecadores. En ellas, con su acogida a tod@s, hacía experimentar a aquéllos y aquéllas con quienes compartía mesa que Dios ya estaba cumpliendo sus promesas de plenitud y de consuelo.
“Dadles vosotros de comer”. La recomendación de Jesús es para cada un@ de nosotr@s. Dar de comer forma parte de la tarea del anuncio del Reino. Jesús establece una estrecha relación entre el alimento espiritual y el alimento material. Hay alimentos suficientes para toda la humanidad,
hay medios para construir un mundo más digno y justo par tod@s.
Hoy no haría falta multiplicar los alimentos,
bastaría con dividirlos justa, solidaria y equitativamente.
El anuncio del Reino abarca también la solución
de las necesidades materiales de las personas.
El gesto de Jesús recuerda sus comidas y su recomendación de que hagamos vida, en su recuerdo, su ejemplo de acogida, solidaridad, amor mutuo, vida compartida, su invitación a ser alimento y aliento para l@s demás.
Se trata de hacer lo que Él hizo y vivir como Él vivió.
Hacer vida y comunicar su Buena Noticia.
Cuando se comparte y reparte hay de sobra para tod@s.
Todo acto de fe y de bondad, todo gesto de amor, toda palabra de ternura y perdón, toda muestra de gozo, se multiplica y hace más feliz nuestra vida y la de l@s demás.
Sanar, acoger, liberar, alimentar, compartir el pan de la alegría, de la esperanza, de la Buena Noticia es la única manera de seguir la recomendación de Jesús: “Haced todo eso en memoria mía”.
Sanar, acoger, liberar, alimentar, compartir el pan de la alegría, de la esperanza, de la Buena Noticia es la única manera de seguir la recomendación de Jesús: “Haced todo eso en memoria mía”.
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