ALGUNAS
REFLEXIONES SOBRE LA VIDA (1ª Parte)
La vida se convierte en la mayor y mejor escuela de
aprendizaje, sobre todo porque para bien o para mal es lo auténticamente real,
va más allá de nuestros deseos y frustraciones..
Sobre la vida se ha escrito
mucho y se seguirá escribiendo… A continuación voy a compartir a través de estas líneas unas reflexiones personales fruto de mi propia vida.
“Lo mejor de la vida es vivirla con lo
que la propia vida nos va ofreciendo minuto a minuto, segundo a segundo...
Siempre será lo mejor ya que forma parte de la esencia de la propia vida que
nos está tocando vivir, sea cual sea....”: Es decir, que
lo que nos va aconteciendo siempre es lo mejor que nos puede suceder porque es
lo auténticamente real, lo demás son deseos, suposiciones, intereses,
ilusiones, etc. muchos muy dignos
de admiración pero que existen sólo en nuestra mente y cualquier energía que
gastemos en ese mundo irreal es energía perdida (sobre todo si es para
lamentarnos: “Me hubiera gustado”, “Hubiera preferido”, “Hubiera sido mejor
si…” y así un largo rosario de
lamentaciones). Eso sí, los errores y aciertos que cometamos sí nos deben
servir para mejorar en ese seguir caminando por el sendero de la propia vida.
En resumen que “Lo que pasa es lo mejor aunque no se
entienda” (palabras del autor o
sea mías, je je) y como ejemplo, te invito a que leas esta reflexión que viene a continuación y
que se titula: “Mala suerte, buena suerte, quién lo sabe…”
Una historia china
habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus
campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del
anciano labrador se acercaban para condolerse con él, y lamentar su desgracia,
el labrador les replicó: «¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe? ». Una
semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada
de caballos. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte.
Éste les respondió: «¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién lo sabe?». Cuando el
hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se
rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el
labrador, quien se limitó a decir: «¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo
sabe?». Una semana más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron
reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando
vieron al hijo del labrador con la pierna rota le dejaron tranquilo. ¿Había
sido buena suerte? ¿Mala suerte? Quién lo sabe…
Todo lo que a primera vista
parece un contratiempo. puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a
primera vista puede ser realmente dañino. Así, pues, será postura sabia que
dejemos a Dios decidir lo que es buena y mala suerte y le agradezcamos que
todas las cosas se conviertan en bien para los que aman, de hecho “todo es bueno para el que ama.”
Ángel-Dandy
Artículo publicado en la Revista "La Moraleja" de Villanueva del Arzobispo (Jaén)
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