REFLEXIONES SOBRE LA VIDA (3º parte):
SOBRE LA AYUDA AL PRÓJIMO (QUE EN EL
FONDO ES AYUDARSE A SÍ MISMO).-
1.
"Ojos atentos, oídos
abiertos, labios dispuestos, manos entregadas, pies ligeros, corazón inmenso...
el secreto de la vida":
Estando una vez de reunión con un grupo de gente joven, se me ocurrió dibujar
una figura que representaba de Jesucristo. A continuación les decía a los chavales qué es lo que resaltaban de
esa persona por lo que sabían de Él. Empezaron a decir todos aquellos momentos
en los que Jesucristo mostraba una entrega a los demás y, además, coincidiendo con ese estilo de vida, lo
aplicábamos a las distintas partes del cuerpo. Concluimos con la frase que
aparece al principio e insistíamos que si fuéramos capaces de tener esos ojos
atentos a las necesidades de los demás, esos oídos abiertos para escuchar el
clamor de los que sufren, esos labios dispuestos a dar una palabra de aliento,
esas manos entregadas y desgastadas por hacer el bien, esos pies ligeros para
acercarnos a las personas que se encuentran en las cunetas de la vida y ese corazón
inmenso, grande para amar y fuerte para
luchar, conseguiríamos dos cosas esenciales: La primera: Mejorar un poco
más nuestro mundo… y la segunda: Descubriríamos
EL SECRETO DE LA VIDA.
2.
“Sufrir dando, dando sufriendo... la
grandeza del ser humano":
Este juego de palabras puede resultar engañoso a primera vista y sin embargo
son dos verbos que en la práctica son inseparables. Darse a los demás sería el
equivalente a la cera de una vela que según va quemándose la mecha, así se va
derritiendo la cera hasta desaparecer… Una vez leí en un póster: “El día que mi “yo” desaparezca podré decir
que mi vida se ha realizado plenamente”. Todos sabemos que ese virus que se
nos mete hasta lo más íntimo de nuestro ser y que se llama “egoísmo” es la
fuerza casi absoluta (y digo casi absoluta, porque el amor le puede, je je),
fuerza que mueve la historia de la
humanidad y la de cada uno de nosotros en cualquiera de sus manifestaciones:
Amor propio, soberbia, envidia, rencor, avaricia… éstos son algunos rostros de
la misma realidad: “Yo, mí, me, conmigo…” Por eso conjugando los verbos sufrir
y dar, descubrimos también dos realidades: La primera que dar y darse supone
siempre un sufrimiento, porque es ir contra esa fuerza interior llamada “mi
ego”, “mi yo”.. Y la segunda, que se puede sufrir de muchas maneras y por
muchas causas, pero cuando el sufrimiento es fruto de la entrega, fruto del
darse, entonces, como dice nuestro refranero: “Palos con gusto no duelen”.
3. "Servir,
servir y servir... he ahí el secreto de la felicidad": Para concluir este bloque sobre la ayuda
a los demás, me remito a una oración atribuida a San Francisco de Asís, su
famosa Oración de la Sencillez u Oración de Paz, en la que al final dice: “Porque dando es como se recibe, comprendiendo
a los demás es como uno es comprendido y olvidándose de uno mismo es como uno
se encuentra”. Servir sin esperar nada, ni reconocimientos ni alabanzas ni
críticas, sólo por el gozo de servir… y comenzando con pequeños detalles: Una
sonrisa, decir las cosas por favor, servir con el silencio, servir de todas las
maneras posibles, a toda la gente posible, en cualquier circunstancia posible
de tiempo y lugar.
Con los mejores deseos, recibe un abrazo
de Paz.
Ángel-Dandy
No hay comentarios:
Publicar un comentario