¿Y QUÉ?
- “Oye, me han dicho que te han dado un premio por tu entrega a los pobres” Respuesta: - “¿Y qué?”.
- “Oye, me han dicho de ti que eres un sinvergüenza”.
Respuesta: - “¿Y qué?”.
- Oye, la vida es muy dura.
Respuesta: - “¿Y qué?”.
- Oye, la vida es maravillosa.
Respuesta: Ya te habrás imaginado cuál es la respuesta, ¿verdad?: - “¿Y qué?”.
Algún lector puede pensar: ¿Qué le pasa a Dandy que solamente responde con la frase “¿Y qué?” a las preguntas y circunstancias que pueden surgir?
La respuesta a todas esas preguntas (el ¿Y qué?) surgió en una reunión con la Asociación “Cristo Vive” de Villanueva del Arzobispo. Estábamos con nuestras reuniones mensuales sobre Valores y de pronto, alguien comentaba que el día más importante de la representación de la Pasión Viviente llovió y sólo pudieron verlos actuar un grupo reducido de personas, a lo que yo les dije: “¿Y qué? ¿Acaso no os sentisteis a gusto por representarlo lo mejor posible? ¿Qué más da que no hubiera más público?”.
A raíz de esa respuesta, surge el ¿Y qué? como una terapia para muchas circunstancias adversas que la vida nos depara y a las que muchas veces no podemos responder ni controlar.
Por eso, cuando las alabanzas lleguen hasta nosotros y también las críticas o adversidades, lo mejor es estar vacunado a todo aquello que no está en nuestras manos y que escapa a nuestro control.
Comparto ahora contigo estas dos reflexiones como complemento:
Condiciones para la paz del corazón
Si no busco el poder ningún poderoso podrá hacerme daño.
Si no ambiciono riquezas jamás me sentiré amenazado por la miseria.
Si no corro tras los honores convertiré toda humillación en humildad.
Si no me comparo con nadie seré feliz con lo bueno que hay en mí mismo/a.
Si no me dejo invadir por la prisa encontraré tiempo para todo lo necesario.
Si no soy esclavo de la eficacia daré el fruto que los demás esperan de mí.
Si no me enredo en la competitividad entraré en comunión con lo bueno que hay en todo.
Si vivo a fondo el momento presente seré dueño del pasado y del futuro.
Si acepto el fracaso en mi vida habré librado mi vida de toda frustración.
Si vivo para el AMOR el AMOR estará siempre vivo en mí.
Serás un hombre, hijo mío
Si puedes conservar la calma cuando todos a tu alrededor la han perdido y además te echan la culpa.
...
Si puedes, cuando todos dudan de ti, confiar en ti mismo y perdonarles su desconfianza…
Si puedes esperar y no cansarte de la espera. O si, siendo engañado, no respondes con engaños. O si, siendo odiado, no respondes con odio.
Y aun así no te las das ni de bueno ni de sabio.
..
Si puedes soñar sin que tus sueños te dominen…
Si puedes pensar y no querer imponer tus pensamientos…
Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Fracaso y tratar a esos dos impostores de la misma manera.
...
Si puedes soportar oír cómo la verdad que tú has dicho es tergiversada por malvados para engañar a tontos.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.
..
Si eres capaz de amontonar todas tus riquezas y arriesgarlas a una sola jugada y perder y volver a empezar de nuevo desde el principio sin un suspiro ni una queja sobre tu pérdida.
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Si puedes forzar tu corazón, tus músculos y tus nervios a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados y así resistir cuando ya no te queda nada salvo la Voluntad que te dice: "¡Persevera!".
..
Si eres capaz de charlar con las gentes y conservar tu virtud.
O caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.
..
Si ni enemigos ni amigos entrañables pueden herirte.
..
Si todos pueden confiar en ti pero ninguno te sobra.
..
Si eres capaz de llenar el implacable minuto con sesenta segundos preciosos… Tuya es la Tierra y todo lo que en ella habita.
Y, lo que es más aún: ¡Tú serás un hombre, hijo mío!
(Poema de Rydiar Kypling, el autor de “El libro de la Selva”)
Recibe un abrazo de Paz
J Ángel-Dandy
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