jueves, 8 de septiembre de 2011

Cómo ser testigos de la auténtica alegría (1ª parte).-



Estamos llamados a ser testigos de la Alegría.-


“Como cristianos estad siempre alegres. Os lo repito: Estad alegres. Que todo el mundo note lo comprensivos que sois. El Señor está cerca. No os agobiéis por nada” (Flp 4, 4-6)
“Que la esperanza os tenga alegres. Sed enteros en las dificultades y asiduos en la oración” (Rm 12, 12)
Estad siempre alegres.- La alegría, aunque las circunstancias digan lo contrario, es uno de los distintivos más importantes que tenemos los cristianos. No debe depender sólo de las circunstancias, porque si no estaríamos muy tristes. Hay que estar alegres en todo momento.


El Señor está cerca.- Nuestra alegría se basa en la cercanía de Dios, pero un Dios que es alegre, justo, total y absolutamente comprensivo, en definitiva, un Dios cercano al hombre, que se preocupa por entero por cada uno de nosotros, que sufre cuando hacemos sufrir a los demás, que busca lo mejor para sus hijos. Tenemos que esperar con alegría nuestra unión con El. Todo problema tiene solución, incluso la muerte para el cristiano, entonces ¿qué sentido tiene esos rostros tristes, esas conversaciones frías?


Nuestras alegrías.-


Abundan las alegrías superficiales, las alegrías que dependen de las circunstancias, de lo que tenemos, somos o/y hacemos. Creemos que las circunstancias son la llave de nuestra alegría. Surge una alegría falsificada. La verdadera alegría no se compra en nuestros mercados, ni se encuentra en nuestras salas de fiesta.





Recibe un abrazo de Paz. Ángel-Dandy

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