EN PLENO VERANO cuentan más las ilusiones que una reflexión en serio sobre la vida. Pero a la larga no podemos vivir de ilusiones que casi siempre terminan en desilusiones.
Pasan los años y las ilusiones se mueren; nos queda la vida, nos queda la realidad. Y para vivir no podemos conformarnos con tener una ilusión, se necesita algo más profundo: la fe, la fe contra toda esperanza.
Si la vida es amor y el amor es hoy lucha por la justicia, y es paz, y es crecimiento, se necesita la fe para que nuestro amor no desmaye, se establezca la paz verdadera y cooperemos con todas nuestras fuerzas a la ascensión de la vida.
La vida llena de fe es tener amigos, parientes y semejantes unidos como un mismo pan. Jesucristo, se ha hecho pan y vino para que esto sea realidad un día en la presencia del Padre.
Creer es comer ese pan y beber el cáliz del Señor, es vivir uno con Cristo y poner toda la vida en juego para sacar adelante la causa de Jesús.
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