SENTIR, VIVIR Y AMAR LA SEMANA SANTA
Al comienzo de la Semana Santa, la Semana Mayor de los cristianos, abro mi ventana con esta reflexión sobre la experiencia a vivir en los próximos días:
Cuando se habla de la Semana Santa, hay tres verbos que pueden muy bien reflejar las distintas actitudes con las que podemos llevar adelante nuestras propias vivencias:
1.- Sentir la Semana Santa:
A este primer nivel se corresponden, especialmente, los sentidos:
· Vista: Disfrutamos viendo las imágenes, los tronos, los penitentes, los adornos, las procesiones,…
· Oído: Escuchamos pregones, distintas exaltaciones, bandas sonoras. Oír y escuchar dos verbos que se complementan y que permiten que nuestro interior pueda asimilar lo que nos viene de fuera.
· Olfato: El olor a incienso, a las velas, a flores,… que nos acercan en cierto sentido a la divinidad.
· Gusto: Lo expresamos cuando besamos una imagen, nos unimos con la simbología de la acogida, del recogimiento.
· Tacto: Palpamos el manto de las imágenes, los pétalos que se arrojan a las imágenes, el peso de los pasos y tronos,…
En este nivel también se encontrarían los recuerdos de la infancia, la nostalgia, los sentimientos,…
2.- Vivir la Semana Santa:
Supone no ser meros espectadores, sino participar activamente en los distintos actos y celebraciones de la Semana Santa: Oficios de Jueves y Viernes Santo, la Vigilia Pascual, las Procesiones,… Ya, incluso, se ha participado previamente en la Cuaresma: Triduos, quinarios, celebración del perdón, ensayos, etc.
En este nivel existe un mayor compromiso porque transcendemos los sentimientos y aparece la voluntad.
3.- Amar la Semana Santa:
Es posible que este nivel sea el más difícil de los tres ya que no son solamente recuerdos, ni tampoco dejarse llevar por los sentidos ni los sentimientos. Supone unirse a Jesucristo en todos su proceso de Muerte y Resurrección: Es despojarse, anonadarse, entregarse, abandonarse,… sentirse admirado por la sencillez del Domingo de Ramos, su entrega en el pan y en el vino como signo profético de su entrega hasta el final derramando hasta la última gota de su sangre por nosotros, el abandono de todos en el huerto de Getsemaní en el Jueves Santo, el juicio injusto sobre su persona en el Viernes Santo signo y símbolo de todas las injusticias que se siguen cometiendo en la actualidad, el regalo de María, su madre, su triunfo sobre la muerte y el mal en el Sábado de Gloria,…
Por todo ello te invito a adentrarte en lo posible en cada uno de los distintos actos de todos esos días. En definitiva, está bien sentir y vivir la Semana Santa para terminar amando la Semana Santa.
Recibe un abrazo de Paz
Ángel-Dandy
1 comentario:
Bonita manera de reflexionar sobre la Semana Santa.
Una bonita manera de disfrutarla y vivirla, si como tu dices, se ponen todos los sentidos en juego.
Me ha encantado. Un abrazo
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